MENDIA

MENDIA.


Los diez mandamientos del montañero


Seguro que nuestros abuelitos conocían bien las, llamémoslas así, Tablas de la Ley (de la Montaña). O, al menos, habían oído hablar de ellas… Me refiero a esas recomendaciones servidas por el protagonista de nuestra entrada anterior, el escritor austro-italiano Luis Trenker, desde su obra Meine Berge (1931). En tierras hispanas fueron convenientemente traducidas al catalán para que se reprodujeran en el Butlletí del Centre Excursionista deCatalunya del mes de agosto de 1934. Gracias a los servicios multilingües de Internet, nada más fácil que pasarlas al idioma de Cervantes.


¿Que hoy en día se constata una terrible carencia de moralistas en nuestro deporte…? No hay problema. Porque aquí llega Trenker para descender desde su particular Sinaí tirolés y mostrarnos a todos nosotros, el pueblo elegido (con minúscula), su particular decálogo. Es de suponer que envuelto entre nubarrones, rayos y truenos, junto con toda la parafernalia bíblica al uso en los años treinta. Ahí os van sus Diez Mandamientos, sin recortes ni aditivos:

         

“I. No emprenderás ninguna ascensión que esté por encima de tus fuerzas. Has de ser superior a la montaña: no la montaña superior a ti. Te tienes que proponer retos en proporción a tus fuerzas, pero también tienes que saber renunciar y dar la vuelta a tiempo si hace falta. Te tienes que conceder mucho tiempo, y nunca pretender hacerle la competencia al cronómetro ni establecer records. No devores cumbres, no te pierdas ningún acontecimiento de las montañas.

”II. Prepararás cada ascensión con los cinco sentidos, cuidadosamente, tanto si vas solo, como con amigos o con guías. Un ignorante o un desamparado que cuelga del regazo de una niñera montañera, produce una triste figura. Tu equipaje moral tiene que ser tan completo como tu equipo de montaña. Tienes que estar familiarizado con el mundo que te rodea; conocer y comprender sus manifestaciones. No sobrecargues tu estómago excursionista, ni tampoco quieras vivir de caviar o de ostras. Tu ideal montañero te tiene que permitir celebrar una pequeña excursión dominguera con la misma alegría con la que, la próxima vez, atacarás una difícil pared de roca. Tienes que saber estar por allá con la misma naturalidad que trepando por aquí. No te conviertas en uno de ésos que, entre tantas paredes de roca, no ven las montañas. Tampoco tienes que olvidar que las montañas están llenas de peligros, si bien has de saber que, con un poco de precaución, seriedad y experiencia, los puedes salvar.
 

”III. En la montaña, no olvidarás tu educación. Aspereza, grosería y dureza no son sinónimos de fuerza y alegría. Desde la misma estación y en el tren, tienes que exhibir tu educación montañera y personal. Puedes asaltar cumbres si quieres, pero no asaltes nunca los vagones del tren: no te subas nunca en los estribos de un tren en marcha, ni siquiera aunque seas una persona segura y acostumbrada a transitar por rellanos insignificantes de roca. No consideres la cuerda y los crampones como un anuncio de los de tu gremio. No pongas en peligro los vestidos o los ojos del prójimo con tus trastos: esquís, piolet, crampones y otros enseres. Tampoco tienes que violentar sus oídos con palabrería o alboroto excesivamente sonoro. Saluda a los peatones solitarios que encuentres, y devuélveles el suyo: si tienes que hacer observaciones desfavorables a su aspecto, espera a que estén lejos y que no te oigan. No creas que resulta necesario para el buen tono del montañero la utilización de un dialecto del oficio, con modismos que parecen extraídos a partes iguales de los barrios bajos de la ciudad y de las cabañas de los leñadores. Tampoco es necesario sonarse las narices con los dedos, ni practicar costumbres salvajes similares, puesto que no era esta la intención del poeta cuando dijo que en las montañas hay libertad.


”IV. No deshonrarás el lugar que recorras, ni tampoco afearás la naturaleza de Dios con botellas rotas, cáscaras de huevo, pieles de fruta, trozos de papel, latas de sardinas y otras suciedades. No olvides que quienes vengan después, también querrán beber el agua fresca de la fuente que estás a punto de ensuciar sin pensarlo. No uses los palos indicadores de caminos como blancos para arrojar piedras, y no coloques los que se hayan caído en una dirección falsa para gastar una broma. No dejes ninguna verja de los prados abierta, porque puedes perjudicar mucho a una propiedad ajena, y porque así conviertes el montañismo en una actividad repugnante para la población rural. Por la misma razón, no saltes dentro de ningún vallado si no te lo piden, ni te introduzcas sin permiso en los cercados y cobertizos. Puedes cantar, si sabes y resulta oportuno, pero siempre con mesura. A menudo, los aullidos montañosos se suelen adaptar poco a las gargantas humanas, y todavía menos a los órganos auditivos de tus semejantes. Por regla general, en la montaña no llames mucho la atención ni hagas mucho ruido. No enciendas ningún fuego innecesariamente: el fuego que hagas, ya sea para cocinar o para calentarte, tanto al aire libre como bajo tejado, vigílalo bien. Cuando lo apagues, apágalo bien. No produzcas caídas de piedras desde las cumbres, ni siquiera por descuido, y evita que al subir o bajar rueden, ni aun por causas inevitables, o aunque las canales de abajo conduzcan a lugares supuestamente intransitados, puesto que puedes ocasionar graves daños. Finalmente, en caminos bastante transitados y en cumbres muy visitadas, no practiques ni el nudismo al completo ni el de la parte superior, aunque desees disfrutar de la soledad y del aire intensamente. Cerca de los lugares habitados, sigue siempre las costumbres establecidas.


”V. Ten el compañerismo en gran estima. Si eres el jefe de un grupo, no seas autoritario ni obstinado, no quieras tener siempre la razón, y no mires a tus compañeros con superioridad: tienes que ser considerado y paciente, y ceder ante los otros sin mengua del ascendente que poseas moral y materialmente. La fuerza del más débil, debe dar la medida de tus decisiones. Abandonar a un ser humano en la montaña, puede constituir un asesinato. Si eres tú quien es dirigido, adáptate a quien vaya en cabeza, a quien tenga mayor experiencia, a quien dé el mejor rendimiento, y procura aprender allá donde puedas. No hay ningún maestro que haya caído del cielo, pero en la montaña, serían precisos muchos más de los que hay. Aunque seas el más débil del grupo, puedes mostrar tu firmeza. Tienes que saber que los buenos segundosson tan raros como los buenos primeros. Cualquier extraño que comparta contigo el amor por las montañas, es tu camarada, y mucho más cuando esté en problemas o necesite cualquier tipo de ayuda, aunque solo sea un trago de tu cantimplora o un vistazo en tu mapa. También tienes que ver un compañero y un amigo experto en el guía de montaña profesional. No trates, ni a él ni a los suyos, con orgullo, ni te quieras hacer pasar por el más sabio, pero tampoco hagas como si hubieseis comido toda la vida del mismo plato.


”VI. Respeta el chalet refugio como si fuera tu propio hogar. Sé humilde y no tengas exigencias que solamente puede satisfacer un hotel. No olvides que llevar unas monedas no significa nada aquí arriba, y que, ante la montaña, todos tenemos que ser iguales. No introduzcas en el comedor los piolets, los esquís, la lluvia, la mojadina, el frío, el hielo, la nieve y la suciedad, y si puede ser, tampoco el sudor. No rebajes la cabaña a la categoría de una tasca, puesto que es un lugar de descanso y de reposo para todos los montañeros. No ocupes todos los bancos o las mesas con tu mochila, piolet, provisiones, mapas o piernas. Aunque seas muy joven, tienes que saber que hasta en los chalets de mayores dimensiones, no cabe una pareja de felices enamorados. Deja en paz los gramófonos, y no toques ningún instrumento si no es que realmente sabes. No embadurnes las libretas-registro con dichos obtusos, observaciones tontas o versos malos: escribe allí con claridad tu nombre, de dónde vienes y adónde vas, y antes de efectuar ascensiones de envergadura, deja datos con el fin de que, en caso de accidente, se te pueda llevar socorro, o que, en otros casos, nadie pase inquietud alguna por tu suerte. Las rocas y muros de los edificios no son material de escritorio. Puedes exigir un lugar para dormir, e incluso puedes escoger el mejor, si acabas de hacer o piensas emprender una ascensión, pero, en caso necesario, lo tienes que ceder con buena cara a las personas que lo necesiten (agotados, enfermos, personas de edad). No te introduzcas en las literas con los zapatos puestos y no te deslices como un loco con las suelas herradas escaleras abajo, especialmente por la noche y a primera hora del día. Si eres una persona que ronca, no elijas la habitación colectiva para efectuar tus dormidas y roncadas. Ten en cuenta la luz y el fuego en la cabaña. No te hagas ilusiones de ser el amo y señor del refugio, y piensa que el arrendador o guarda es el administrador de una institución para el bien del colectivo: tienes que seguir sus instrucciones, dado que es el responsable. Cada lugar y cada cosa que uses, déjalas tal y como te gustaría encontrarlas. Especialmente en refugios libres, tienes que extremar la consideración hacia tus semejantes, compañeros de refugio presentes y futuros, y no olvidar que el refugio y sus enseres son unos bienes que te han sido confiados. Economiza la leña, que a veces ha de ser transportada con grandes fatigas. Deja la cabaña limpia y ordenada al irte. Has de cerrarla cuidadosamente, sin olvidarte de pagar la cuota por la cabaña y por la leña.

 
”VII. No robes. Tampoco has de robarle a los demás la paz y la tranquilitad montañera, la soledad o la vista de las cumbres. Ni tampoco los bastones de esquí, las correas de las fijaciones ni otras cosas. Ni tampoco la hierba para el lecho, recogida por otros con dificultad, ni la leña cuidadosamente traída. Además, procura siempre tratar con cuidado las flores y los campos, los árboles y la hierba de los prados, y no inquietes al ganado. No arranques ningún árbol para procurarte leña o por el gusto de desfogarte. No destruyas los hormigueros porcuriosidad. No trates a los topillos, ranas y otros bichos como si fueran fieras dignas de ser exterminadas. Considera la montaña como un paraíso en el que Dios te ha puesto, y coopera para conservar su fisonomía y pureza.


”VIII. No mientas. No eses ningún mal tono, no seas fanfarrón. Hasta la más difícil ascensión montañosa, es cosa fácil comparada con otros hechos humanos. No seas pretencioso y deja que todo el mundo sea feliz a su manera, aunque sean personas de otra entidad. Tampoco tienes que renegar, ni maldecir del tiempo, ni del hospedaje, ni de las fijaciones de esquí. No traigas a la montaña ni la política ni las polémicas. No te mofes ni critiques las creencias, costumbres y usos de la gente de montaña. No olvides nunca que eres un huésped entre la gente de montaña, en la montaña, e incluso en este mundo.

”IX. Guarda el honor de tu club, no solamente el de dicha entidad, de ese escudo tras el cual marchas, sino el honor de toda la comunidad que te encaminó hacia las montañas, que sirve a los grandes ideales y no a tu comodidad personal, la que trabaja por el colectivo. El mero hecho de pertenecer a ella, constituye ya un honor. Has de estar orgulloso de ser un miembro de esa asociación, y de poder conservar semejante posesión. Cuida para no deshonrarla, ni tampoco a quienes la crearon, a esos precursores, los maestros de otros tiempos, que abrieron el primer camino hacia las cumbres, donde pusieron hitos, así como las últimas piedras en el edificio de la conquista de las montañas.


”X. No profanes las montañas con el afán de batir récords. Busca su alma”.

Seguro, seguro, seguro, que más de un lector habrá leído estos Mandamientos de Trenkercon una sonrisa irónica asomándose entre los labios. No diré que eso me extrañe. En cualquier caso, decid todos conmigo: ¡Aaaa-mén!


Prepara tu botiquín de montaña

De cara al verano, ¿llevas el botiquín adecuado en tu mochila? Nuestro equipo médico habitual, formado por los doctores Perarnau, Subirats, Soteras y Caralt prepararon, para 
el número 277 (verano de 2009) de Desnivel dos: uno para varios días o guías de montaña y otro, superbásico, para salidas de un día.
Botiquín de varios días o para guías de montaña
Botiquín de varios días o para guías de montaña (Enric Subirats)
  • Botiquín de varios días o para guías de montañaBotiquín de varios días o para guías de montaña
  • Botiquín básico de día, siempre en la mochilaBotiquín básico de día, siempre en la mochila
Todos estamos de acuerdo en llevar un pequeño botiquín cuando salimos a la montaña, lo que ya no resulta tan evidente es qué debemos llevar en él.
Recomendar un botiquín de montaña no es tarea nada fácil, ya que, si optamos por diseñar uno muy completo (más voluminoso y pesado), lo más probable es que el montañero no lo lleve consigo. Por ello es preferible cargar con un pequeño botiquín que nos acompañe en todas las salidas, a tener uno muy completo que posiblemente se quede en el maletero del coche.

QUÉ LLEVAR EN EL BOTIQUÍN Y POR QUÉ

Lo más recomendable es que cada montañero diseñe el botiquín según sus necesidades, teniendo en cuenta una serie de consideraciones:
• El peso y el volumen del botiquín.
• Duración de la actividad montañera.
• Aislamiento de la zona donde se vaya a practicar dicha actividad.
• Posibilidad de improvisar material de curas.
• Llevar solamente aquello que sepa usarse.
• Recipiente lo más estanco posible (puede ponerse dentro de 
una bolsa de congelación con cierre hermético).


Para nuestras montañas, botiquín básico y de día (ver imagen)

Sin ánimo de dogmatizar, sugerimos algunas ideas para excursiones
 en nuestras montañas, que no tienen grandes altitudes ni 
características tropicales. Un botiquín personal de 45 g 
(+ 50 g de la manta térmica) para una excursión de un día podría 
contener:
• Manta térmica.
• Comprimido de ibuprofeno de 600 mg (1 o 2).
• Aguja.
• Hoja de bisturí.
• Paquete de gasas estériles 20 x 40.
• Cinta americana.
• Teléfono móvil.


Excursiones largas  y guías de montaña (ver imagen)

Un posible modelo de botiquín de 690 g para excursiones más 
largas o para un guía de montaña que lleve clientes sería:

1. Manta térmica. La manta térmica refleja el 90% de la radiación
 infrarroja y es impermeable por lo que incluso podria ofrecer más 
calor que una funda de vivac. Si la temperatura exterior es superior 
a 0°C aumenta la temperatura corporal en 5/8°C, si es inferior a 0°C
 la temperatura corporal aumenta en 3/4°C. Hay de tres pesos: 50, 
100 y 200 g (la fina puede romperse con el viento).

2. Antiséptico: en principio las heridas se pueden lavar con agua 
limpia (de beber). Resulta útil llevar una esponja jabonosa, con lo 
que podríamos ahorrarnos la povidona yodada. En caso de querer 
llevarla, y para evitar los desagradables derrames accidentales, se 
puede llevar en pomada o en frascos monodosis.

3. Vendas de crepe  (1 de 7 cm x 10 m y 1 de 10 cm x 10 m). Sirve 
para mantener un apósito en su sitio, aplicar presión para controlar 
la hemorragia y la tumefacción, inmovilizar si es necesario y 
favorecer el retorno venoso.

4. Férula moldeable (tipo Samsplint). Se usa para inmovilizar, ocupa
 poco volumen y es muy versátil.

5. Lápiz de amoniaco para las picaduras de insectos.

6. Hoja de bisturí. De los instrumentos para cortar es el que menos 
volumen ocupa.

7. Repelente de insectos.

8. Apósitos tipo Compeed. Para rozaduras y ampollas

9. Guantes de nitrilo. Como protección personal antes de manipular 
una herida. Pueden usarse los de latex pero producen más alergia y 
son menos resistentes.

10. Fármacos:
• Ibuprofeno de 600 mg. No administrar en caso de úlcera 
gastroduodenal. El ibuprofeno es un analgésico-antiinflamatorio que 
puede utilizarse bajo prescripción médica a dosis de 400-600 mg
 cada 8 horas si es necesario para calmar el dolor y/o reducir la
 inflamación. Se usa en congelaciones para bloquear los mediadores inflamatorios que empeoran la lesión.
• Antihistamínico. Se usan en caso de alergia.
• Amoxicilina con ácido clavulánico 875/125 mg o ciprofloxacino 
500 mg, en caso de alergia a penicilina. Administrar 875/125 mg 
amoxicilina con ácido clavulánico o 500 mg de ciprofloxacino en 
caso de sufrir una herida que no podrá recibir asistencia médica 
antes de 6 horas. Estos antibióticos también son útiles en otras 
infecciones que pueden sufrirse en la montaña (respiratorias, 
urinarias, otorrinolaringológicas…).
• Analgésico: paracetamol 1 g y ácido acetilsalicílico 500 mg. No 
administrar ácido acetilsalicílico en caso de alergia, úlcera 
gastroduodenal o asma. El paracetamol a dosis de 1 g cada 8 horas
 o el ácido acetilsalicilico a dosis de 500 mg cada 8 horas son 
analgésicos que pueden utilizarse bajo prescripción médica para 
calmar el dolor.
• Antidiarreicos: Loperamida. En caso de diarrea pueden tomarse 
2 comprimidos de entrada, seguidos de un comprimido después de
 cada deposición diarreica, sin pasar de 6 comprimidos diarios.
• Antieméticos: metoclopramida. 1 comprimido en caso de náuseas 
o vómitos.
• Tabletas potabilizadoras de agua (tipo Micropur).
• Colirio antiinflamatorio-antibiótico. Puede usarse en caso de
 conjuntivitis.
• Medicación de uso personal habitual (alergias, migraña, 
hemorroides, acidez de estómago, insulina, adrenalina 
precargada,…). Evitar llevar fármacos que puedan alterarse con las
 temperaturas altas (por ejemplo, supositorios, ya que se derriten 
con el calor).
11. Lápiz y Cinta americana (enrollada en el lápiz). Suple al
 esparadrapo, pues pega incluso en temperaturas muy frías y es
 muy útil, incluso, para reparar prendas de vestir rotas, etcétera.

12. Gasa vaselinada 5,5 x 8 (tipo Linitul). Puede usarse para tapar
 una herida torácica penetrante o para que las gasas no se peguen 
a la herida.

13. Aguja. Tiene numerosos usos como vaciar una ampolla por
 rozadura o sacar un pincho clavado en la piel. Al rojo vivo puede 
servir para drenar un hematoma subungueal, etcétera.

14. Pañuelo triangular tipo fular (150 x 90). Para inmovilizar las 
lesiones, especialmente de extremidades superiores.

15. Instrucciones de uso de los fármacos.

16. Gasas estériles 20 x 40. Para cubrir las heridas y minimizar la 
infección antes del vendaje o antes de aplicar la presión para
 detener la hemorragia.

17. Protección solar mínimo FPS 15

18. Puntos de sutura adhesivos (tipo Steristreps). Para unir los
 bordes de las heridas incisocontusas.

Sixtina Perarnau, Iñigo Soteras, Enric Subirats, Xavi Caralt 
y todos los amigos que han contestado nuestro cuestionario 
 “¿Qué llevas en tu botiquín de montaña y por qué?”

Enlaces de interes :
Enlace : Desnivel.com
Enlace : Valcorchero.es
Enlace :Senderos GR.

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Se trata  de tener un serie de enlaces que puedan servir de ayuda :
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